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San Agustín de Hipona |
En primer lugar la palabra
“capitalismo” es una palabra que pertenece a esa neolengua de los
progres que se empeña en inventar enemigos imaginarios con los que
extender su propaganda.
Pasa lo mismo con palabras como
“género”, “emergencia climática” -y sus variantes-, “lucha
de clases”, “patriarcado”, “neoliberal” -cuando ni siquiera
existe una definición unívoca de liberal-, etc.
No conozco ningún partido capitalista,
ningún sindicato, grupo de presión, ong, que se denomine
capitalista, ni ha existido nunca en la historia de la humanidad. No
es una casualidad.
Lo que se denomina y demoniza como
capitalismo es el libre mercado contra el que se manifestaba la
burguesía del siglo XIX. Esa burguesía que luchaba por derrocar el gobierno monárquico e instaurar un gobierno de burgueses. Un sistema que buscaba cambiar el absolutismo y totalitarismo monárquico, por el absolutismo y totalitarismo burgués, y que luchaba por un sistema totalitario de
economía donde desapareciese toda libertad.
Los burgueses se reconocían de dos tipos. Unos conservadores que se sentaron a la derecha del monarca francés y otros no conservadores que se sentaron a la izquierda. Pero todos eran burgueses -los de la derecha y los de la izquierda- y buscaban lo mismo.
Allí donde se ha intentado y ensayado ese estado anticapitalista ha sido un auténtico fracaso.
Allí donde se han respetado las libertades se ha prosperado conforme a la libertad civil.
Los burgueses se reconocían de dos tipos. Unos conservadores que se sentaron a la derecha del monarca francés y otros no conservadores que se sentaron a la izquierda. Pero todos eran burgueses -los de la derecha y los de la izquierda- y buscaban lo mismo.
Allí donde se ha intentado y ensayado ese estado anticapitalista ha sido un auténtico fracaso.
Allí donde se han respetado las libertades se ha prosperado conforme a la libertad civil.
Los totalitarios siempre han luchado
contra la libertad y empezaron por combatir la libertad religiosa y
la libertad económica. Poco a poco se han hecho con la libertad de
enseñanza, la libertad en la justicia -con esos jueces funcionarios "predeterminados por ley"-, en la educación, en el
consumo, y por su puesto en la sanidad.
Si hay algo que define el mercado
farmacéutico es la falta de libre mercado. Es imposible crear una
nueva farmacéutica desde cero, investigar nuevos medicamentos o
poner en el mercado un medicamento si no estás “apadrinado”. Las
farmacéuticas son gigantes sin alma que sobreviven en tanto en
cuanto cumplen con las órdenes de la élite política -sí, sin
ninguna duda-. El político es el que está por encima de las
farmacéuticas y por encima de otras “élites extractivas” como
la banca, los seguros o los médios de comunicación, etc. y cuando una
Rumasa o un Banesto estorban, los aniquilan sin ninguna dificultad
-¿curioso no?-. Cuando los políticos quieren acabar con las cajas y
la banca privada lo hacen sin ningún problema y en tiempo récord
-¿curioso no? ¿tan bien que se llevaban y tan amigos que eran y los
políticos se cargaron las cajas y los bancos de un año para otro-.
¿Alguien puede creer que Rajoy se marchó por una moción de censura
apoyada por grupos empresariales?
La industria farmacéutica es rehén de
esta situación y por eso se le imponen costosísimos filtros para la
producción y venta de medicamentos, se les imponen tasas y multas
millonarias, se les imponen competencias desleales de genéricos, se
les imponen previos de venta. Pensar que en este contexto son las
farmacéuticas las que mandan, es cuando menos muy complicado de
aceptar. Quien pone los precios de los medicamentos es el político; quien autoriza o no un medicamento es el político.
Estos días hemos visto ataques muy
fuertes contra Novartis, Merck y Pfizer -tres de las más grandes-.
Si fuesen quienes dominan a los políticos ¿cómo es que son
atacadas tan violentamente por medios de comunicación que sabemos
que están controlados por los políticos?
Hasta Bayer y Monsanto vienen siendo
hostigadas de una forma insidiosa y se les ha puesto una multa de 2
mil millones de dólares que casi hace quebrar la empresa. ¿Es Bayer
ese monstruo intocable por encima de los políticos y la justicia? ¿o
es un instrumento de poder y cuando hace falta -y se pasan de listos-
se les aprietan las tuercas?
El político no es la víctima de un
supuesto “capitalismo” malvado inexistente. Políticos y grandes
empresas -élites extractivas-, son instrumentos para alcanzar el
control absoluto de la sociedad, si bien es cierto que hay una
absoluta simbiosis y ambas partes se benefician.
Solana y Montón recalaron en el
Instituto Aspen; Pedro Sánchez es una marioneta de Open Society; etc, etc,
etc, y precisamente los partidos de “supuesta izquierda
anticapitalista” son los que mayores relaciones tienen con
“supuestas sociedades filantrópicas” amigas de hacer a los
Estados cada vez más grandes y totalitarios: Eso no es capitalismo.
Eso no es un mundo controlado por las empresas.
Quienes luchan contra las terapias
alternativas y buscan una sanidad absolutista y totalitaria, son los
mismos que hablan de una emergencia climática que precisa de
impuestos para luchar por el clima y los mismos que dicen que el
hombre y el patriarcado son algo a destruir; son los mismos que
hablan de ciencia y cuestionan la existencia de solo dos sexos; son
los que hablan de muerte digna y aborto libre; son los que luchan
contra el imperialismo capitalista y crean una unión europea -no
democrática- que controla todos los mercados e inyecta subvenciones
por doquier y protegen a las élites extractivas de la banca, los
seguros, las eléctricas, las comunicaciones, las obras públicas,
las farmacéuticas y los medios de comunicación. Es el Consejo de
Europa quien levanta la bandera del derecho a la información y
protege a los medios mayoritarios de prensa y habla de un “enemigo
ruso” de “falsas noticias”. ¿acaso la “prensa libre y
capitalista” necesita que el Consejo de Europa luche por ellos
contra las Fake News que vienen de “Hackers rusos”?
Si uno quiere dejarse llevar por el
mantra marxista del capitalismo, yo no seré quién cambie su forma
de pensar. Para mi la propiedad privada y la libertad lo es todo, y
es la única forma de conducir este planeta hacia un futuro
sostenible y todo lo que vaya en contra es perder el tiempo,
complicar las cosa y generar mucho dolor, hambre, guerras, crisis...
Decía San Agustín de Hipona que no
hay diferencia entre un gobierno y una banda de piratas... y estoy de
acuerdo -teoría predatoria del Estado-.
Luis de Miguel Ortega
Luis de Miguel Ortega
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