El Ministerio de Sanidad ha reconocido oficialmente que no tiene constancia de grupos antivacunas ni tiene ningún registro o control de grupos antivacunas en España. Resulta patente que cuando funcionarios y periodistas se refieren a antivacunas lo hacen como insulto, desprecio o escarnio y no como reflejo de una realidad. De hecho, los críticos y auténticamente escépticos de las vacunas, no son antivacunas sino personas preocupadas por su seguridad. Algunas personas denominadas antivacunas han visto a un hijo, familiar o conocido sufrir autismo, daños neurológicos, enfermedades autoinmunes o alergias inmediatamente después de una tanda de vacunas... y es normal que se planteen preguntas y que surjan miedos. Yo sí soy antivacunas. Como jurista porque no se garantiza la mínima información necesaria para alcanzar un consentimiento válido y como enfermero, porque junto con las vacunas se inyectan sustancias que en ningún caso deberían inyectarse bajo ninguna circunstancia. Durante añ
Comentarios
Publicar un comentario